jueves, 17 de junio de 2010

Medios de Almacenamiento de sonido.


Los dispositivos o unidades de almacenamiento de datos son dispositivos que leen o escriben datos en medios o soportes de almacenamiento, y juntos conforman la memoria secundaria o almacenamiento secundario de la computadora.

Estos dispositivos realizan las operaciones de lectura o escritura de los medios o soportes donde se almacenan o guardan, lógica y físicamente, los archivos de un sistema informático.



-Disco compacto
El disco compacto (conocido popularmente como CD por las siglas en inglés de Compact Disc) es un soporte digital óptico utilizado para almacenar cualquier tipo de información (audio, imágenes, vídeo, documentos y otros datos). En español o castellano ya se puede escribir cedé (como se pronuncia) porque ha sido aceptada y lexicalizada por el uso; en gran parte de Latinoamérica se pronuncia [sidí], como en inglés, pero la Asociación de Academias de la Lengua Española desaconseja —en su Diccionario panhispánico de dudas— esa pronunciación.[1] También se acepta cederrón[2] (de CD-ROM). Hoy en día, sigue siendo el medio físico preferido para la distribución de audio.

Los CD estándar tienen un diámetro de 12 centímetros y pueden almacenar hasta 80 minutos de audio (o 700 MB de datos). Los MiniCD tienen 8 cm y son usados para la distribución de sencillos y de controladores guardando hasta 24 minutos de audio o 214 MB de datos.

Esta tecnología fue más tarde expandida y adaptada para el almacenamiento de datos (CD-ROM), de video (VCD y SVCD), la grabación doméstica (CD-R y CD-RW) y el almacenamiento de datos mixtos (CD-i), Photo CD y CD EXTRA.

El disco compacto sigue gozando de popularidad en el mundo actual. En el año 2007 se habían vendido 200 millones de CD en el mundo.



-Casette
Casete, cassette, o caset (del francés cassette) es un formato de grabación de sonido de cinta magnética ampliamente utilizado; designado a menudo casete de audio, cinta casete, o simplemente casete.
Aunque estuvieron previstos originalmente como medio para el dictado, las mejoras en la fidelidad del sonido condujeron a que el casete suplantara la grabación de cinta reel-to-reel en la mayoría de sus usos. Sus aplicaciones se extendieron de audio portátil de grabación casera al almacenaje de datos para computadoras. Entre los años '70 y empezando los '90, el casete era uno de los dos formatos más comunes para la música pregrabada, junto a los discos de vinilo y más adelante al disco compacto.

Los casetes compactos consisten en dos carretes miniatura, entre los cuales se pasa una cinta magnética. Estos carretes y sus otras piezas se encuentran dentro de una carcasa plástica protectora. En la cinta están disponibles dos pares de pistas estereofónicas, uno por cada cara (una cara se reproduce cuando el cassete se inserta con sus revestimientos laterales de cara A para arriba y la otra cuando se le de da la vuelta -- cara B).

El casete es un soporte analógico, aunque también se desarrollaron formatos de cinta digitales: por ejemplo la Cinta de Audio Digital (DAT) y el Casete Compacto Digital (DCC).




-Memoria USB
Una memoria USB (de Universal Serial Bus; en inglés pendrive, USB flash drive) es un dispositivo de almacenamiento que utiliza memoria flash para guardar la información que puede requerir y no necesita baterías (pilas). La batería era necesaria en los primeros modelos, pero los más actuales ya no la necesitan. Estas memorias son resistentes a los rasguños (externos), al polvo, y algunos al agua —que han afectado a las formas previas de almacenamiento portátil—, como los disquetes, discos compactos y los DVD. En España son conocidas popularmente como pinchos o lápices, y en otros países como Honduras, México y Guatemala son conocidas como memorias.

Estas memorias se han convertido en el sistema de almacenamiento y transporte personal de datos más utilizado, desplazando en este uso a los tradicionales disquetes, y a los CD. Se pueden encontrar en el mercado fácilmente memorias de 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128 y hasta 256 GB; siendo impráctico a partir de los 64GB por su elevado costo. Esto supone, como mínimo, el equivalente a 180 CD de 700MB o 91.000 disquetes de 1.44 MB aproximadamente. Su gran popularidad le ha supuesto infinidad de denominaciones populares relacionadas con su pequeño tamaño y las diversas formas de presentación, sin que ninguna haya podido destacar entre todas ellas. El calificativo USB o el propio contexto permite identificar fácilmente el dispositivo informático al que se refieren.

Los sistemas operativos actuales pueden leer y escribir en las memorias sin más que enchufarlas a un conector USB del equipo encendido, recibiendo la energía de alimentación a través del propio conector que cuenta con 5 voltios y 2,5 vatios como máximo. En equipos algo antiguos (como por ejemplo los equipados con Windows 98) se necesita instalar un controlador de dispositivo (driver) proporcionado por el fabricante. Linux también tiene soporte para dispositivos de almacenamiento USB desde el kernel 2.4.



-Disco de vinilo
El disco de vinilo o disco gramofónico es un formato de reproducción de sonido basado en la grabación mecánica analógica. Se ha generalizado la nomenclatura disco de vinilo o sólo vinilo porque éste era el material habitual para su fabricación. No obstante, los discos también podían ser de plástico, aluminio u otros materiales. Aunque para muchos sea un artículo obsoleto, sigue siendo el formato de audio más usado por los DJs. Desde 2005 la venta de estos discos se ha visto incrementada ininterrumpidamente, llegando a crecer un 200% en 2008 respecto del año anterior.

Biografia de Juan de Araujo.


(1646-1712)

Nacido en Villafranca, España, en 1646, Araujo llegó a Lima a temprana edad con su padre, funcionario del Conde de Lemos, Virrey del Perú (1667-1672). Por estos años, Robert Stevenson sugiere que debe haber estudiado música y composición en Lima, con Tomás de Torrejón y Velasco, debido a cierta relación estilística existente en las obras de ambos compositores. Si bien Torrejón desarrolló principalmente la vena dramática en sus composiciones musicales, Araujo sobresale por el tratamiento policoral de sus obras, su textura contrapuntística, la vivacidad de sus ritmos y una fértil imaginación melódica que se contiene en 165 obras manuscritas que han llegado hasta nuestra época y de las que tenemos noticias hasta este momento.

Hacia 1670 fue nombrado maestro de capilla de la Catedral de Lima con un salario de $600 anuales. Fue sucedido en ese cargo por Torrejón y Velasco, el 1º de julio de 1676. De Lima viajó a Panamá y probablemente a Guatemala —donde dio a conocer la obra de su maestro y sucesor limeño— para regresar luego al Perú. Allí fue contratado como maestro de capilla de la Catedral de Cuzco y, finalmente en 1680, de la Catedral de La Plata (hoy Sucre) donde permaneció hasta su muerte en 1712. En el archivo de la Catedral de Sucre se conserva la mayoría de sus obras, religiosas y profanas, todas ellas de gran calidad, que reflejan el intenso trabajo que desarrolló en esa ciudad durante los 32 años que se desempeñó como maestro de capilla. En ese importante archivo se han catalogado 151 obras de Araujo, lo que representa el 34,2% del total de las obras allí existentes que se han catalogado hasta la fecha, porcentaje muy elevado en comparación con la obra de un solo compositor en cualquier otro archivo americano. Además, existen 5 obras de Araujo en Cuzco, 6 en La Paz, 1 en Montevideo, y 2 en las lejanas misiones jesuitas de moxos.

Como Gutierre Fernández Hidalgo, un siglo antes, Araujo encontró en esta rica provincia residencial de los mineros de Potosí, el lugar más adecuado para hacer florecer su genio musical. Disponía para ello de una nutrida orquesta y coro de alrededor de 50 integrantes, algo extraordinario hasta para los más grandes centros musicales europeos de la época y para cualquier compositor que quiere traducir rápidamente en sonidos lo que imaginó en el papel. Junto con Tomás de Torrejón y Velasco y José de Orejón y Aparicio, Juan de Araujo es uno de los compositores más importantes de la época colonial en América del Sur.

Biografia de Manuel de Sumaya.


Manuel de Sumaya es una de las figuras más importantes de la música del siglo XVIII en la Nueva España. En otro artículo de Sepiensa hablamos ya de los primeros años de Sumaya, de algunas de sus obras y de la competencia que ganó para ser maestro de capilla de la catedral de la ciudad de México en 1715. En el presente artículo ahondaremos un poco más en la vida de Sumaya. Al final podrás disfrutar de algunos fragmentos de Albricias, mortales, que viene la Aurora, un maravilloso villancico del maestro de capilla novohispano.


A Manuel de Sumaya, maestro de capilla de la catedral de la ciudad de México desde 1715, se le tenía en mucho aprecio debido a lo que hizo por la música en el templo más importante de Nueva España. En primer lugar compuso música de altísima calidad: misas y otras obras religiosas no litúrgicas, como villancicos y cantadas.

En segundo lugar, los instrumentos de la capilla musical aumentaron en cantidad y en variedad durante el periodo en que Sumaya estuvo al frente: sabemos que en 1734 había ya “violines, violas, violones, trompas, clarines, bajones, bajoncillos y otros instrumentos de viento”; además, la historia de uno de los dos grandes órganos que aún conserva la catedral de la ciudad de México tiene que ver con Sumaya. Uno de estos órganos fue hecho en España y se estrenó en 1695. Joseph Nazarre fabricó en México el otro órgano, justamente durante el maestrazgo de capilla de Manuel de Sumaya. Originalmente, Nazarre había sido contratado solamente para hacerle algunas modificaciones al órgano español de la catedral de México, pero en 1734, las autoridades de dicho templo le encargaron la construcción de un segundo órgano. En 1736, Nazarre concluyó la fabricación de dicho instrumento, tras lo que Sumaya, junto con otros músicos de gran importancia, le realizaron un minucioso examen para hacer el estreno oficial poco después.

La música en la catedral de México pasaba por un periodo de esplendor y Sumaya gozaba de gran prestigio cuando Tomás Montaño, amigo de Sumaya, fue nombrado obispo de Oaxaca en 1738. A los casi 60 años, Sumaya decidió trasladarse a la ciudad de Oaxaca, a pesar de que no tuvo permiso de las autoridades de la catedral de México. Con la esperanza de que volviera, en repetidas ocasiones le pidieron su regreso, unas veces con amabilidad y otras con amenazas, pero Sumaya decidió permanecer en Oaxaca. Durante un largo tiempo no se contrató a otro músico que ocupara su puesto, por lo que la capilla musical de la catedral de la ciudad México quedó sin dirección por varios años. Sería hasta 1750 que las autoridades eclesiásticas contrataran a Ignacio de Jerusalem como maestro de capilla de la catedral de la ciudad de México.

Biografia de Ignacio de Jerusalem y Stella.


(Ignazio Gerusalemme) (Lecce, Italia, circa 1707 - Ciudad de México, 1769), fue uno de los más importantes compositores de la Nueva España.

Inició su actividad musical en su natal Italia como violinista. Fue músico del Coliseo de Cádiz y en la Nueva España llegó a ser Maestro de capilla de la Catedral de México. Fue conocido entre sus contemporáneos como el "milagro musical" porque su talento y capacidades musicales igualaban al mismo maestro de capilla de Madrid.

En 1732 deja Italia y se instala en Cádiz para trabajar en el Coliseo (teatro) de aquella ciudad. En 1742 José Cárdenas, del Real Tribunal de Cuentas, lo contrata en España junto con otros músicos y cantantes destinados a cumplir sus servicios en México.
Llega a la capital de la Nueva España en 1742 para desempeñarse como violinista y director musical del Coliseo de México. Comienza a componer obras para la Catedral de México desde 1746, y en 1749 lo contratan como maestro de capilla interino en la Catedral de México. Al año siguiente lo nombran maestro titular de la misma, cargo que ejerció hasta su muerte en el año 1769.

El investigador Annibale Enrico Cetrangolo afirma que en los archivos de la Curía Arcivescovile de Lecce se halla el acta de bautismo de Ignatius, Dominicus, Orontius, Joseph Pascali Jerusalem, fechada el 3 de junio de 1707. De acuerdo con ese documento sus padres fueron Matteo, hijo de Francesco Jerusalem, y Anna Curzio (o Stella), hija de Vincenzo.
El padre de Ignazio, Matteo Jerusalem, nació en Nápoles en 1667 y pasó a Lecce en 1689, al servicio de Don Gabriel Augustín Erriquez (o Enriquez), Príncipe de Squinzano, Campi Salentina y Salice, como "musico di scuola" en Campi y "maestro di Cappella" en la Iglesia de los Jesuitas de Lecce.

Matteo, según las actas estudiadas, además de Ignazio, tuvo otros 11 hijos con Anna Curzio (o Stella) y uno más con Giustina Stefanelli (al parecer su primera esposa). Los padrinos de los hijos de Matteo pertenecían a la aristocracia de Lecce y de Terra d'Otranto: los Lubelli, los Tafuro, los Belli, los Enriquez, los Greco, los Personè. Anna Curzio , la madre de Ignazio Jerusalem (o Gerusalemme), era hija del napolitano Vincenzo, quien fue maestro di cappella en Lecce. Es de notar la curiosa ambigüedad en los documentos de la designación del apellido de Vincenzo y de su hija Anna, quienes figuran a veces como Stella y otras como Curzio.
Como maestro de capilla, Ignacio de Jerusalem fue precedido por Domingo Dutra y Andrade (1741-1750) y sucedido por Mateo Tollis della Rocca (1769-1780).




La mayor parte de la obra de Jerusalem se conserva en los archivos de música de las catedrales de México, Puebla y Oaxaca, y apenas ha sido estudiada, transcrita o ejecutada. Los registros existentes demuestran que muchas de sus obras se ejecutaban en los servicios religiosos de iglesias y catedrales a lo largo de todo el territorio de la Nueva España, desde la Alta California hasta la Ciudad de Guatemala.

En 1966 Thomas Stanford microfilmó y catalogó gran parte del archivo de música de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México (ACCM), en el cual se encuentran unas 100 obras de Jerusalem. Esta colección de microfilmes pertenece al acervo de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia y consta de más de 150 rollos de película, que contienen un gran número de obras de los principales maestros de capilla de la catedral de México.

En septiembre del 2005 Jesús Alfaro Cruz y Fernando Zamora, ambos, investigadores del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, encontraron en el Libro de Canonjías de la Catedral de México un expediente con los documentos del examen de oposición que presentó Ignacio de Jerusalem y Stella para ocupar el puesto de Maestro de Capilla de la catedral de México.

Dicho expediente se encuentra entre los folios 97 a 133v del libro de canonjías en un libro que mide 32 centímetros de alto, 24 centímetros de ancho y 17 centímetros de grosor.
La razón de que este expediente (que contiene las partituras que entregó Jerusalem y Stella al cabildo como parte de su examen de oposición) esté archivado en el libro de canonjías es tema que se presta a la especulación, ya que dicho legajo contiene expedientes muy disímbolos entre sí, entre ellos, los "autos de oposición al puesto de maestro de capilla" en los que figura Ignacio de Jerusalem como candidato(1750).

En vista de que el libro no está foliado, los investigadores tuvieron que hacerlo. La numeración que se presenta a continuación es el resultado de dicho esfuerzo.

El documento con los autos firmados para el examen de oposición del maestrazgo de capilla de Ignacio Jerusalem y Stella consta de las siguientes partes: 1. Portada (folio 98) 2. Edicto convocatorio (folio 99) 3. Informe de Luis Fernando de Hoyos Mier y Francisco Ximénez Caso (folios 100-103) 4. Veredicto del doctor Miguel de Herrera (folio 104) 5. Veredicto de Joseph González (folio 105) 6. Veredicto del bachiller Martín Vázquez de Mendoza (folio 106) 7. Veredicto de Miguel Gallegos (folios 107-107v) 8. Villancico A la milagrosa escuela (folio 108) 9. Cuenta de la música que se copió (folio 109) 10. Acuerdo de aceptación (folio 110) 11. Antífona O Emanuel rex (folio 111-111v) 12. Veredicto de Juan Joseph Duran y León (folio 112) 13. Contrapunto de tema (folios 114-116v) 14. Hoja pautada con anotación musical (117v) 15. Antífona Iste Sanctus (fragmento) (folios 118-118v) 16. Fuga a 4 voces (folios 119-119v) 17. Bazo del Contrapunto (folio 120) 18. Parte del bajo de la antífona O Emmanuel (folios 120v-121v) 19. Parte del contralto (folios 122-123) 20. Parte del tenor (folios 124-125) 21. Parte del tiple (folios 126-127) 22. Parte del contralto (folio 128v) 23. Parte del tiple del Iste Sanctus (folio 131v) 24. Parte del tenor del Iste Sanctus (folio 132v)
Este documento es representativo de las formas musicales que se cultivaron en la música sacra en el México del siglo XVIII, así como de las habilidades musicales que la iglesia de la Nueva España exigía a sus maestros de capilla.

Biografia de Francisco Lopez capilla.

Durante el siglo XVI y la primera parte del XVII, los compositores más importantes de América eran originarios de la península ibérica, en el viejo continente. En aquella época los maestros de capilla eran europeos de nacimiento, aunque hubieran escrito la mayor parte de su obra en el nuevo continente; este es el caso, por ejemplo, de Hernando Franco, Gaspar Fernandes y Juan Gutiérrez de Padilla.

En el siglo XX, cuando se comenzó a estudiar la música de las catedrales de América, se consideró a Francisco López Capillas como un hábil compositor de suma importancia en el siglo XVII. Este personaje fue maestro de capilla de la Catedral de México entre 1654 y 1674 y originalmente se supuso que había nacido en algún punto de Europa. En 1977, el investigador Robert Stevenson anunció el descubrimiento del testamento de López Capillas, documento en el que se reveló que el insigne compositor había nacido en la Ciudad de México.

En este artículo podrás conocer un poco de la vida de López Capillas, primer maestro de capilla de la Catedral de México nacido en Nueva España, y podrás escuchar fragmentos de una obra suya: Alleluia. Dic nobis Maria.



Francisco López, maestro de capilla

No tenemos el dato de cuándo nació Francisco López Capillas, pero debe haber sido entre 1606 y 1608. Tenemos el registro de un tal Francisco López que obtuvo el grado de Bachiller en Teología en la Real y Pontificia Universidad de México; suponemos que corresponde a Francisco López Capillas, quien firmaba como Francisco López hasta que llegó al puesto de maestro de capilla de la Catedral de México.

Sabemos, ahora sí de cierto, que en 1641 nuestro Francisco López obtuvo el importante puesto de organista de la Catedral de Puebla. Además del órgano, debía tocar el bajón (un instrumento parecido al fagot) según le mandara el maestro de capilla, que por aquel entonces era Juan Gutiérrez de Padilla. Francisco López renunció a su puesto en 1648.



El año de la renuncia de Francisco López a la Catedral de Puebla, el músico Fabián Ximeno inició su labor como maestro de capilla de la Ciudad de México. Poco antes de la renuncia de Francisco, Fabián visitó Puebla para inspeccionar el nuevo órgano de la catedral y seguramente conoció a Francisco. Seis años más tarde, Fabián Ximeno murió y dejó vacante el puesto de maestro de capilla de la Catedral de México. Cuatro días después, el 21 de abril de 1654, Francisco López fue nombrado maestro de capilla y organista de la Catedral de México, puesto que conservó hasta su muerte en 1674.

Desafortunadamente se ha perdido una buena parte de la música de Francisco López Capillas; sin embargo, conservamos ocho misas, varios magnificats, himnos, motetes y algunas otras obras. Sabemos que escribió villancicos en honor de la Virgen de Guadalupe (y suponemos que fue el primero en hacerlo), aunque sólo ha aparecido la letra de ellos. La música de López Capillas que se ha encontrado está en diversos libros de coro: algunos de la Catedral de México (incluyendo uno que ahora está en el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán), en el Códice del convento del Carmen (de San Ángel, en la Ciudad de México) y en otro libro de coro que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid (el manuscrito M. 2428).

Biografia de Händel, George Frederic.


Cuatro semanas antes que Juan Sebastián Bach, el lunes 21 de febrero de 1685, nació en Halle-an-der-Salle, Jorge Federico Händel. Desde pequeño dio muestras de poseer facultades musicales. Una anécdota dice que, en el granero de la casa donde vivía, estaba arrumbado un viejo clavecín: durante la noche se escuchaban sonidos armoniosos que se atribuían a un duende travieso. Pero un día, los moradores de la casa, decididos a aclarar el misterio, se proveyeron de una lámpara y de sendos garrotes, y se encaminaron hacia el granero: abrieron la puerta de improviso y, ante el sombro general, descubrieron que el duende travieso no era otro que el pequeño Jorge Federico quien, venciendo el temor a la soledad y la obscuridad, dejaba su lecho para ir a recrearse en el abandonado instrumento. No obstante sus dotes musicales, su padre, que era barbero y cirujano de la corte, pensaba destinarlo al estudio de Derecho, y sólo a instancias del príncipe de Sajonia, accedió a dedicarlo a la música.

En 1696 visitó Berlín; al año siguiente falleció su padre. El 10 de febrero de 1702, se inscribió en la Universidad de Halle, pero el 13 de marzo de este mismo año ocupó el puesto de organista en la Domkirche, dedicándose exclusivamente a la música. En 1703 se fue a Hamburgo, participando en la orquesta de este lugar como violín segundo; acompañado de Matheson hizo un viaje a Lübeck para escuchar el organista Buxtehude. En 1704 compuso la "Pasión según San Juan"; tuvo un duelo a espada con Matheson, en el que estuvo a punto de perder la vida, salvándose gracias a que la punta de la espada de su enemigo se rompió al chocar con un botón de la casaca. Inmediatamente se reconciliaron y juntos participaron en los ensayos de "Almira", la primera ópera de Händel, que fue estrenada con éxito el 8 de enero de 1705; a ella sucedió la ópera "Nerón", representada en febrero del mismo año.

En 1706 emprende un viaje a Italia. En Florencia estrena su ópera "Lucrecia", que se dice que fue escrita para una dama que reveló a Handel no solamente la belleza del canto, sino también los encantos de las italianas. Llegó a Roma al año siguiente, admirando en toda su grandeza el canto de la Iglesia Católica. De regreso a Florencia hizo representar su ópera "Rodrigo" que le reportó, además de un gran triunfo, el favor del Gran Duque y de la cantante Victoria Tarquini. Entonces fue a Venecia, considerada en aquella época como la metrópoli musical de Italia, y que poseía quince teatros de ópera: allí conoció al príncipe de Hannover, Ernesto Augusto, y al duque de Manchester, embajador de Inglaterra, que lo animaría a hacer un viaje a este país y más tarde a radicarse en Londres.

Con una gran popularidad vuelve a Roma en 1708, y el marqués Rúspoli lo relaciona con lo mejor de la aristocracia y de la intelectualidad: allí, en la llamada "Academia de la Arcadia", conoció a los futuros Pontífices, Clemente XI, Inocencio XIII, Clemente XII y Benito XIII, a muchos cardenales, a los príncipes de Baviera y Portugal, a la reina de Polonia, a la Gran Duquesa de Toscana; y entre los músicos, a Alejandro Scarlatti, (con cuyo hijo Domingo cultivó una gran amistad), Arcangelo Corelli, Bernardo Paquini, etc. Se cuenta que en una de las reuniones de la Academia, el poeta Zappi hizo, en verso, un elogio de Handel quien, divirtiéndose a sí mismo y a los demás, le puso música inmediatamente y posiblemente lo cantó. En esta época compuso "Las Cantatas Italianas" que se popularizaron rápidamente (una de ellas, "Armida Abandonada", fue copiada por Juan Sebastián Bach), y los oratorios "La Resurrección" y "El triunfo de Apolo". En ese mismo año se fue a Nápoles, en donde recibió el nombramiento de primer organista de la Capilla Real, y más tarde el de director, (1709); también fue designado maestro en el Conservatorio de los "Poveri di Gesu Cristo". Dejando Nápoles representó en Venecia su ópera "Agrippina" que fue cálidamente aplaudida y elogiada.

En 1710 fue nombrado maestro de capilla de Hannover, pero su inquietud lo obligó a pedir una licencia para ir a Londres, donde fue presentado a la reina Ana. De inmediato se le encargó la composición de una ópera, "Rinaldo", que estuvo terminada en catorce días y llevada a escena el 14 de febrero de 1711, con gran éxito. De regreso a Hannover escribió sus conciertos para oboe, sonatas para flauta, lieder y Cantatas alemanas con poesías de Brakes.

En 1712 vuelve a Inglaterra, representa "Il pastor Fido", y en diciembre de ese mismo año compone, en pocos días, la ópera "Teseo" que fue estrenada en enero de 1713. Con motivo de la paz de Utrecht escribió un "Te Deum" y para festejar el aniversario del natalicio de la reina Ana compuso una "Oda". Entonces la propia soberana le encargo un "Te Deum" y un "Jubilate", que fueron ejecutados el 7 de julio, consiguiendo, por estas circunstancias, ser considerado como compositor de la corte, no obstante estar prohibido que un extranjero escribiese música para actos oficiales. Handel ponía, en esta forma, los cimientos de lo que sería su arraigo definitivo en Inglaterra y renunció a su cargo de Hannover.

Pero en 1714 murió la reina Ana y para sucederle fue designado nada menos que Eduardo de Hannover, con quien Handel estaba distanciado; emprende entonces una lucha para conquistar el favor real: aquí encaja la leyenda de que su "Música Acuática" fue escrita precisamente con ese objeto: lo verdadero es que Handel volvió a gozar de privilegios y fue nombrado maestro de capilla de Hannover, lugar a donde acompañó al rey en el mes de julio de 1716. Después escribió unos Salmos (Anthems) para el duque de Chandós, la mascarada "Aman y Mardoqueo" y "Acis y Galatea".

En 1720 toma la dirección de la "Academia de la Opera Italiana" y comienza una nueva fase de su vida, como empresario, desarrolla una actividad llena de dinamismo, inmune al cansancio, al desaliento y a la adversidad; desbarata intrigas, lucha con "castrados", "prima donne" (entre ellas la famosa Faustina y la Cuzzoni, poseedoras de una prodigiosa técnica vocal), todo ello sin dejar de componer con asombrosa rapidez, calidad y maestría. Inauguró el teatro el 20 de abril con su ópera "Radamisto", dedicada al rey. Se le opone al compositor Giovanni Bononcini y se ve obligado a escribir una ópera en colaboración , "Muzio Scevola", cuyo primer acto compuso un músico illamado Pippo, el segundo Bononcini y el tercero Handel: los honores del triunfo correspondieron al compositor italiano, hasta que el propio Handel tomo el desquite con su ópera "Ottone" a la que siguieron "Julio César", (1724), "Tamerlán", "Rodelinda", "Escipión", (1725).

En 1726 sucedió en la escena algo totalmente imprevisto: en la ópera "Alejandro" las dos cantantes antes nombradas representaban los papeles de las amantes del gran conquistador, pero su rivalidad se exasperó a tal grado que, no pudiendo contenerse, se tomaron de los cabellos y sostuvieron una violenta riña, en medio del regocijo y la gritería del auditorio presidido por la princesa de Gales. Se dice que Handel no predio la serenidad, antes al contrario, animaba a las contendientes con sonoros redobles de timbales al mismo tiempo que decía: "Dejadlas. Cuando estén cansadas su furor caerá por sí solo". Siempre activo, escribe las óperas "Ricardo II", dedicada al rey Jorge II, (a quien también dedicó sus "Coronation Anthems"), Siroe, Ptolomeo y Admeto, que fue la última obra representada en la Academia, la cual se vio obligada a cerrar sus puertas en condiciones de derrota.

Entonces Handel emprende un viaje a Italia en busca de nuevos elementos: este viaje duró casi un año y regresó con cantantes, libretos y partituras italianas. Pone en escena "Lotario", "Parténope", repite "Acis y Galatea" con coros, "Ezio", "Orlando", "Deborah" y "Athalia". Sus rivales musicales fueron Pórpora y Hasse.

En 1734 inaugura una temporada en el Covent Garden con la ópera-ballet "Terpsicore". Sostiene luchas tremendas, hasta que la noche del 12 al 13 de abril sufrió un ataque de parálisis, su empresa quebró, su estado general era deplorable. Estaba afectado del costado derecho con el cerebro lesionado y con la mano derecha paralizada. Su depresión era tan grande, acosado por las deudas y el sufrimiento, que se negaba a curarse; al fin, algunos de sus amigos consiguieron mandarlo a las termas de Aix-Chapelle: se recuperó como de milagro y, dice uno de sus biógrafos, "de inmediato el gigante resucitado reanudó su lucha". Se entrega al trabajo con febril dedicación, el 15 de noviembre comienza "Faramondo"; del 7 al 17 de diciembre escribe para los funerales de la reina el "Funeral Anthem"; el 24 termina "Faramondo" y el 25 principió "Serse". Pero las contrariedades no cesan: sus acreedores lo amenazan con meterlo a la cárcel y para solventar sus más apremiantes cuentas se ve obligado a aceptar un Concerto de Beneficio (mayo de 1728), con una gran tristeza. Pero al mes siguiente recibe el reconocimiento público en los jardines del Vaux-Hall, sobre el Támesis, lugar de cita de la sociedad de Londres, donde se le levanta una estatua.

En 1741, combatido y desalentado, decide alejarse de Inglaterra. El Lord-teniente de Irlanda lo invitó a dirigir unos conciertos en Dublín, y Handel "con el objeto de ofrecer a esa generosa nación algo nuevo" compuso, del 23 de agosto al 14 de septiembre, su extraordinario Oratorio "El Mesías", que fue estrenado el 12 de abril de 1742. Hay que hacer notar que Handel se entregó a la composición de esta obra con un afán desmesurado, dormía y comía apenas lo indispensable y todo su atención estaba dedicada a ella. El éxito lo acompaño desde su primera audición.

Su actividad no conocía reposo, escribe sucesivamente "Sansón", "Semele", el "Deltinger Te Deum", para celebrar las victorias del duque de Cumberland sobre los franceses, "José", "Baltazar" y la tragedia "Heraklés". Pero en 1745 nuevamente estuvo al borde de la ruina y cayó en una postración semejante a la de 1734 que le duró ocho meses. Un acontecimiento inesperado le levantó el ánimo, el pretendiente al trono, Carlos Eduardo, desembarcó en Irlanda todo el país se sublevó y el ejército de Highlanders marchó sobre Londres. La capital se consternó, pero Handel se unió a sus habitantes.

El 14 de noviembre, en el Drury Lane, hace cantar un "Himno para los enrolados voluntariamente". Escribió el "Oratorio ocasional", en el que invitaba a los ingleses a luchar contra el invasor; y "Judas Macabeo", escrito entre el 9 de julio y el 11 de agosto de 1746, es como el "Himno a la Victoria" hecho para festejar el triunfo del duque de Cumberland. A esta obra se asocia una feliz circunstancia: Handel se había convertido en el músico nacional de Inglaterra y así es proclamado. A partir de ese momento no conocerá más preocupaciones materiales: reanuda su creación con "Alejandro Balus", "Joshuá". "Salomón", "Susana", "Música para fuegos de artificio", etc.

En 1750 hace un viaje a su tierra natal: Halle. Allí se hallaba cuando recibió la noticia de la muerte de su gran contemporáneo Juan Sebastián Bach. 1751 es un año malo para Handel. Había iniciado la composición de "Japhta" y escribió el primer acto en trece días; once días más tarde llegó a la penúltima escena del segundo acto, pero allí tuvo que suspenderlo, al comenzar el Coro final "Cuán sombríos, oh Señor, son tus designios", se vio obligado a detenerse y anota: "He llegado aquí el miércoles 13 de febrero; impedido de continuar a causa de mi visión de mi ojo izquierdo". El 30 de agosto había perdido la vista. Escribió "Eclipse total. El mundo se ha borrado". Operado tres veces de cataratas, la última vez en noviembre en 1752, Handel estaba absolutamente ciego. El silencio sobreviene.

El 6 de abril de 1759 aún tenía fuerzas para prestarse a tocar la parte de órgano de "El Mesías", pero sufre un desmayo a la mitad de la ejecución. Murió el sábado Santo 14 de abril de ese mismo año. El día once había escrito: "Quisiera morir en Viernes Santo, en la esperanza de reunirme a Dios, mi dulce Señor y Salvador, el día de su Resurrección".

Fue enterrado en la abadía de Westminster el 20 de abril de 1759.

Biografia de Antonio Vivaldi.



(Venecia, 1678 - Viena, 1741) Compositor y violinista italiano. Igor Stravinski comentó en una ocasión que Vivaldi no había escrito nunca quinientos conciertos, sino «quinientas veces el mismo concierto». No deja de ser cierto en lo que concierne al original e inconfundible tono que el compositor veneciano supo imprimir a su música y que la hace rápidamente reconocible.

Autor prolífico, la producción de Vivaldi abarca no sólo el género concertante, sino también abundante música de cámara, vocal y operística. Célebre sobre todo por sus cuatro conciertos para violín y orquesta reunidos bajo el título Las cuatro estaciones, cuya fama ha eclipsado otras de sus obras igualmente valiosas, si no más, Vivaldi es por derecho propio uno de los más grandes compositores del período barroco, impulsor de la llamada Escuela veneciana –a la que también pertenecieron Tommaso Albinoni y los hermanos Benedetto y Alessandro Marcello– y equiparable, por la calidad y originalidad de su aportación, a sus contemporáneos Bach y Haendel.

Poco se sabe de su infancia de Vivaldi. Hijo del violinista Giovanni Battista Vivaldi, el pequeño Antonio se inició en el mundo de la música probablemente de la mano de su padre. Orientado hacia la carrera eclesiástica, fue ordenado sacerdote en 1703, aunque sólo un año más tarde se vio obligado a renunciar a celebrar misa a consecuencia de una enfermedad bronquial, posiblemente asma.

También en 1703 ingresó como profesor de violín en el Pio Ospedale della Pietà, una institución destinada a formar muchachas huérfanas. Ligado durante largos años a ella, muchas de sus composiciones fueron interpretadas por primera vez por su orquesta femenina. En este marco vieron la luz sus primeras obras, como las Suonate da camera Op. 1, publicadas en 1705, y los doce conciertos que conforman la colección L’estro armonico Op. 3, publicada en Amsterdam en 1711.

Con ellas, Antonio Vivaldi alcanzó renombre en poco tiempo en todo el territorio italiano, desde donde su nombradía se extendió al resto del continente europeo, y no sólo como compositor, sino también, y no en menor medida, como violinista, uno de los más grandes de su tiempo. Basta con observar las dificultades de las partes solistas de sus conciertos o sus sonatas de cámara para advertir el nivel técnico del músico en este campo.

Conocido y solicitado, la ópera, el único género que garantizaba grandes beneficios a los compositores de la época, atrajo también la atención de Vivaldi, a pesar de que su condición de eclesiástico en principio le impedía abordar un espectáculo considerado en exceso mundano y poco edificante. De hecho, sus superiores siempre recriminaron a Vivaldi su escasa dedicación al culto y sus costumbres laxas.
Inmerso en el mundo teatral como compositor y empresario, Ottone in Villa fue la primera de las óperas de Vivaldi de la que se tiene noticia. A ella siguieron títulos como Orlando furioso, Armida al campo d’Egitto, Tito Manlio y L’Olimpiade, hoy día sólo esporádicamente representados.

La fama del músico alcanzó la cúspide en el meridiano de su vida con la publicación de sus más importantes colecciones instrumentales, Il cimento dell’armonia e dell’inventione Op. 8, en la que se incluyen Las cuatro estaciones, y La cetra Op. 9. Pero a fines de la década de 1730 el público veneciano empezó a mostrar menor interés por su música, por lo que Vivaldi decidió probar fortuna en Viena, donde murió en la más absoluta pobreza un mes después de su llegada. A pesar de este triste final y de un largo período de olvido, la obra de Vivaldi contribuyó a sentar las bases de lo que sería la música de los maestros del clasicismo, sobre todo en Francia, y a consolidar la estructura del concierto solista.